Bromley, Reino Unido – Sentadas en taburetes en una calle peatonal del sur de Londres, una veintena de personas se dedican, aguja en mano, a remendar prendas usadas. Mejor arreglar que tirar y volver a comprar, es su mensaje contra la moda “low cost”.
Para esta operación, los “Street Stichers”, sastres callejeros efímeros, se instalaron en el barrio londinense de Bromley frente a una tienda Primark, símbolo de la “moda rápida” cada vez más criticada por su impacto en el medio ambiente.
Su eslogan, “Stitch it, don’t ditch it” (“Remiéndalo, no lo tires”), aparece en el respaldo de sus taburetes o sillas plegables, a menudo cosido con hilos de vivos colores.
La organizadora, Suzi Warren, quiere concienciar a los transeúntes sobre la compra reiterada de ropa barata que se tira después con facilidad.
“No se trata de decir que no la compren, sino de decir ‘si la compran, intenten conservarla el mayor tiempo posible'”, explica a la AFP. “No podemos seguir produciendo ropa a este ritmo”, agrega.
Warren, creadora de una tienda en línea, lanzó este año el movimiento tras conocer los perjuicios de la “moda rápida”, y su iniciativa se ha popularizado en Instagram.
Práctica “meditativa”
Entre los participantes, Madeleine Tanato remienda un vestido. “En los últimos años, me di cuenta de que la moda desechable tiene un impacto muy malo en el medioambiente”, explica.
Intrigados, los transeúntes se paran a preguntar. El objetivo principal es mostrarles que remendar es una fuente de placer.
“Coser es muy meditativo y una actividad saludable para la salud mental”, asegura Warren. “Es fácil, barato, todo lo que necesitas es una aguja e hilo”, precisa.
Para convencer a la gente de que remendar está al alcance de todos, se invita a los transeúntes a escanear un código QR que les da acceso a tutoriales en línea.
El evento se celebra simultáneamente en varias ciudades del Reino Unido y del extranjero con motivo de la Semana de la Moda Sostenible, organizada del 11 al 19 de septiembre coincidiendo con la London Fashion Week que comienza el viernes en la capital británica.
Las tiendas de moda de bajo coste son criticadas regularmente por los desechos y la contaminación que provocan y las condiciones salariales impuestas a sus obreros.
La imagen del sector se vio empañada por el derrumbe de un fábrica de ropa en Bangladés en abril de 2013, que dejo 1.138 muertos, y por las denuncias de que algunas marcas utilizan algodón producido por trabajos forzados de la minoría uigur en China.
Ante las críticas, la cadena Primark prometió el miércoles “fabricar toda la ropa con materiales reciclados o de fuentes más sostenibles” para 2030 y “reducir a la mitad las emisiones de carbono”.
Otra marca británica, Asos, publicó el jueves sus compromisos de ser más ética, diversa en su contratación, sostenible en su fabricación y neutra en carbono para 2030.(AFP)